Bienvenida

Mi agaponi, Perico, te da la bienvenida! Volando de un lado a otro, de una cabeza a otra, de un corazón a otro, de un alma a otra. Picando cabezas, corazones, almas, miradas, añoranzas, sensaciones. Picandote a tí, a mí. Sus alas hacia lo magico.



miércoles, 21 de septiembre de 2011

ULISEN CAI

http://www.facebook.com/l/5AQCkkK4oAQBu5cyUoMVYAucT_5-Z86PIuXJKyVEemUU8QQ/jose-rasero.suite101.net/ulisen-cai-la-biblia-gaditana-de-florencio-rios-a64719

martes, 5 de julio de 2011

X AÑOS

Cada X años mi mente va borrando sus recuerdos, se los come en opíparo banquete. Cada X años mi instinto pretende superar los mismos fracasos, los iguales sinsabores, los idénticos miedos, el semejante hastío. Estableciendo un laberinto dentro de mi cráneo. Persistentemente el mismo galimatías. Alcanzando similar punto de partida. Borges desde su increíble memoria, hacia el propio punto: el laberinto.

A ti no te olvidare, no podría ni queriendo.

Y creo que no asimilo. Todo me sorprende de estreno. La experiencia ha huido, ha desertado, se ha suprimido. Un monstruoso harakiri cerebral.

Dan igual vivencias positivas o negativas, decisivas o intrascendentes, azul cielo o de color defecante, mi pasado muere cada segundo, a medida que lo voy creando. Todo me parece nuevo, a estrenar, aventura para el niño. La puerta abierta a todas las posibilidades, a todas las opciones posibles, a todos los mundos paralelos. Muchas de las consecuencias negativas se pueden prevenir. Taimado, alertado, mi subconsciente recibe la vida con desilusión, resquemor, cansancio, presintiendo que cada destello, dentellada, lágrima, sonrisa, puñalada, pensamiento, sufrimiento, trazo, ya ha sido creado por mi… o por mi otro ser. Esta solución de la fantasía proporciona alivio pero a un alto coste: Mí muerto yo.

jueves, 7 de abril de 2011

La presentación al Ulisen Cai por Domingo Faílde

Ulisen Cai, la Biblia gaditana de Chencho Ríos Brizuela A lo largo de mi vida, ya sea como escritor, ya como el mero estudioso de la literatura que soy en realidad –pues sólo la pasión de leer puede impulsar la de escribir-, he presentado numerosos libros, todos o casi todos de amigos muy queridos, autores respetados y obras, en fin, que uno admira y envidia por diversas razones, tratando de exprimirles todo el jugo y desvelar sus claves al posible lector, buscando en cada caso esa complicidad que implica compartir ciertos placeres, tanto más lisonjeros si es sustancia prohibida su materia o su forma y anida en cada una el ofidio de la transgresión. Presentar un libro no consiste en servir una mesa sino provocar a los comensales un apetito devorador. Por eso, mi tarea en actos de este tipo no ha sido nunca fácil, pues he intentado siempre beneficiar al público, no decepcionar al autor y, sobre todo, por extraño que pueda parecer, no traicionarme a mí mismo, acaso por la misma razón que inspiró a León Felipe un verso que conviene traer a colación: Dios me libre de mentir cuando estoy cantando. A la hora de la estética, hoy más que nunca, urge tener en cuenta la ética. No es fácil mi tarea, desde luego, pero muy pocas veces he debido asumir que es difícil, sea por la complejidad de la obra, por la novedad de la misma o por la hondura de sus planteamientos: las hay de esta índole, no porque nos rebase, sino porque nos retan; no porque nos oculten sus secretos en la maraña de un laberinto, sino porque nos deslumbra su claridad; no porque sus primicias nos sorprendan desprevenidos, sino porque provoquen un entusiasmo descomedido. Y es que, a veces, muchas veces, acodados en la molicie de una existencia programada desde los medios de comunicación, olvidamos que el arte, desde la inocencia de su lenguaje y la llamada de su propuesta estética, es ante todo piedra de escándalo, no porque el contenido deba ser escabroso, sino por su poder de conmoción. Una obra de arte no nos puede dejar indiferentes: esto es lo que quiero decir. Ulisen Cai -lo habrán adivinado- pertenece al linaje de esos libros que, al margen de los cánones al uso, instauran su reino, a prueba de cataclismos. Un libro transgresor donde los haya, a partir del propio título, que lo instala inevitablemente en un espacio físico y un entorno cultural; hablamos, en efecto, de Cádiz y hablamos de la gente gaditana, poniendo cierto énfasis en las clases populares, que a Cai le llaman Cai, como suelen cantar por alegrías, para dejar bien claro que la historia, lo que por tal se entiende, es, a lo largo de estas páginas, sólo un marco referencial, cuyo reflujo deja al descubierto la vida, el trajín cotidiano de la gente, sin que importen la época ni demás circunstancias, sino el fluir constante de miles de existencias que, casi ajenas a otras voluntades, forjaron, día a día, la realidad de un pueblo, su propia idiosincrasia, su peculiar cultura: Cádiz. Y a este Cádiz, trasunto de la Ítaca de Homero, llega también Ulises, otro Ulises, también posterior al de Joyce. Pero a esto nos referiremos después, porque, siguiendo el hilo del discurso, hemos de detenernos en los rasgos más transgresores de un libro que pone en cuarentena, para empezar, la validez de los géneros literarios tradicionales. Chencho o Florencio Ríos los introduce en su coctelera para agitarlos hasta lograr el caldo deseado y servirlo al lector en caliente. El sumiller, no obstante, en lugar de ocultarnos su fórmula, la publica en las páginas finales, a modo de homenaje a las 360 personas, gaditanos en su mayoría, que han escrito sobre la ciudad. El autor, que se proclama ecléctico, confiesa así sus deudas, que son consustanciales a la propia arquitectura de Ulisen Cai, acaso una novela o un relato tal vez: me estoy refiriendo al centón. Pero, antes de hablar de esta composición, convendría aclarar otro concepto: el eclecticismo, que no es en este caso la búsqueda del término medio ni, mucho menos aún, la discutible pericia de nadar y guardar la ropa que exhiben algunos, sino expresión de la capacidad de un pueblo, el gaditano, de absorber e integrar otras culturas en un proceso dialéctico que, lejos de arrebatársela, edifica su propia identidad. Se trataría, mejor, de mestizaje o, como ahora se dice, interculturalidad, que el tiempo y la costumbre acabaron por sedimentar. Cádiz, fenicia y luego romana, conservó sus instituciones, sin detrimento de las impuestas por el conquistador; asimiló el latín, pero lo impregnó de modismos y acento propios; rindió culto a los dioses de Roma, pero les dio los nombres de Melkart y Astarté, cuyas sacerdotisas alcanzaron en la metrópoli justa veneración. Cádiz, por todo ello –y para no perdernos en el fárrago de una larga disquisición histórica-, se convierte para los españoles en cuna de la libertad. Gadir hic est oppidum, aquí está la plaza fuerte de Cádiz, nos dice Rufo Festo Avieno en su célebre –aunque desconocida- Ora marítima, y esta frase, tras una breve paráfrasis del Ulises joyciano, abre las puertas de la narración. Para llevar a cabo su propósito Chencho Ríos Brizuela ha recurrido al centón. Nada menos. El centón, en prosa o en verso, es un discurso compuesto de frases y párrafos procedentes de obras ajenas, cuyo nombre proviene de kentrwn, una palabra griega que da nombre a manto tejido con retales y trapos de desecho. Su uso, bastante frecuente en la literatura griega y latina postclásicas, se basaba en la imitatio de los clásicos, a quienes se consideraba maestros indiscutibles e insuperables y a quienes, de este modo, se rendía tributo de respeto y admiración. Ausonio, el famoso formulador del collige, virgo, rosas, utilizó el centón en su obra Cento Nuptialis, tomando de Virgilio 131 versos. En el Renacimiento, Sannazaro y Petrarca, entre otros, lo utilizaron también, y en España Juan Antonio de Vera. No debe confundirse con la intertextualidad, que se define como el conjunto de relaciones que acercan un texto determinado a otros textos de varia procedencia: del mismo autor o más comúnmente de otros, de la misma época o de épocas anteriores, con una referencia explícita (literal o alusiva, o no) o la apelación a un género, a un arquetipo textual o a una fórmula imprecisa o anónima, ni aún menos con el pastiche, que consiste en la imitación de diversos textos, estilos o autores en una misma obra. Sí estaría, por el contrario, más cerca del collage, que es una técnica narrativa utilizada con cierta frecuencia por los experimentalistas de los años 60 y 70 y por maestros de la talla de Julio Cortázar y Jorge Luis Borges. En la obra de Chencho Ríos, también artista plástico, podría relacionarse con determinadas vanguardias y, sin lugar a dudas, con su talante inquieto, innovador y, a su modo, erudito. Sin embargo, toda esta amalgama de recursos, materiales, técnicas y actitudes desembocan en lo que, a mi entender, constituye la verdadera naturaleza de Ulisen Cai. Estaríamos ante un relato cuántico, al que podría aplicarse la conocida fórmula de Gregorio Morales, epónimo de dicho movimiento: misterio más diferencia. Sin duda, los lectores de El cadáver de Balzac no tendrán demasiadas dificultades en relacionar Ulisen Cai con esta tendencia, que transgrede ante todo el propio concepto de realidad: todo lo susceptible de ser pensado o imaginado es real y, por tanto, la realidad no existe fuera de cada uno, sino en nuestros pensamientos, emociones y ensoñaciones. Así, pues, la misión de narrador o del poeta cuánticos es mostrar los millones de mecanismos que existen o podrían existir en el universo, y al hombre interactuando con ellos. Para el realismo cuántico, todo conduce al hombre. Sin el hombre, nada tendría sentido ni, por tanto, la literatura. De la misma forma que cuando se realizan fotos de monumentos, ciudades o paisajes, se suele poner a una persona en la lontananza para así hacernos una idea del tamaño de las cosas, toda la realidad, mental o material, no es nada sin el hombre. No tendría sentido, pues, para la estética cuántica o el realismo cuántico una novela donde sólo aparecieran partículas, sus filias y fobias, su creación y destrucción... Tengo que mostrar cómo influye eso en la vida del hombre. Qué en su existencia depende justamente de eso. El reto consiste en insertar al hombre en la vasta realidad que se nos ha abierto y, al mismo tiempo, abrir las fronteras del lector, sugerir, extender, fijar la cosmovisión que deviene de la imaginación científica contemporánea. Pues la ciencia actual es ante todo fantástica, inquietante, desbocada, irracional, mágica, imposible... Sin reparar en ello, vivimos a cuestas con todo esto. El mundo microfísico y el universo plegado tienen una importancia decisiva en nuestras vidas (he citado a Juan Pedro Aparicio). ¿Qué nos cuenta este Ulises gaditano? Hemos visto que el libro tiene dos precedentes prestigiosos en la Odisea de Homero y el homónimo de James Joyce. Chencho Ríos, consciente de la audacia que supone formar terna con ambos maestros, utiliza el recurso de la humildad para hacerse absolver y confiesa –por supuesto, sin contrición- es el suyo homenaje al gran escritor irlandés. Será tal vez por ello que utiliza su misma estructura y, en cada uno de los 18 capítulos, da comienzo al relato con las mismas palabras que Joyce, cuya sombra, no obstante, el lugar de alargarse se va diluyendo a favor de la voz narradora. El Ulises gaditano regresa a su ciudad y allí encuentra a su novia: ¡Qué linda moza! Morena; viva ese cuerpo con gracia. Y la chica, dícese que malintencionada, le pregunta de dónde viene y a qué ha venido a Cádiz. De Castellón, responde, donde lo mandaron al paro sin contemplaciones, después de reventarse trabajando en la industria azulejera. Marchan juntos a La Caleta para ver el famoso rayo verde. A partir de ese instante, la historia o, mejor dicho, las historias se disparan a un ritmo trepidante, hasta superponerse a la anécdota que sirve de pretexto al autor y da origen al libro. Todo sucede, a imagen y semejanza del modelo joyciano, en tiempo muy escaso; una sola jornada, en la que, sin embargo, confluyen el pasado y el presente de la ciudad de Cádiz, como invocados en un conjuro, y comparecen ante el narrador, que no pierde en ningún momento las riendas del relato, pese a la enorme complejidad del mismo. El autor es consciente de su oficio y del papel que, en cada secuencia, ha de desempeñar. Sabe, pues, que su Ulises es tan sólo una voz, como la suya, y que el protagonismo de la obra recae en un personaje colectivo: Cádiz, el pueblo gaditano, desde la fundación de la ciudad hasta nuestros días. Y ese pueblo, en efecto, ha cedido la voz al narrador, que habla en realidad en nombre de una atmósfera o, si así se prefiere, una esencia, concretada en miles de personas y otros tantos millares de sucesos, de los que se da fe cumplidamente en las 511 páginas de este libro. Retratar una atmósfera requiere una destreza considerable y el autor no escatima recursos al respecto, mezclando atinadamente ironía, ternura, metáforas de la vida cotidiana, hipérboles, símbolos, diálogos y, claro está, el monólogo interior, que fuera tan grato a Joyce, intentando, ya en otro orden de cosas, que sea el propio lector quien, seducido por sus sugerencias, complete, en algún caso, lo narrado. Este más que conato de interactividad se logra, en buena parte, gracias a la comparecencia en el discurso de diversos registros lingüísticos, que el narrador maneja con evidente habilidad. Conviven, pues, con el registro standard, acaso dominante, el habla popular, argot incluso, y la latiniparla más culta que uno pueda imaginar, sin que nunca se rompa la armonía ni naufrague el lector ante el muro de lo incomprensible. Sea ejemplo de la última cierta cita en latín, tomada de Marcial (véanse sus Priapeos, concretamente el número 19, en el que se refiere a las artes eróticas de Teletusa, suma sacerdotisa de Astarté, en términos nada equívocos): Puella gaditana tam tremulum crisat, tam blandum prurit, ut ipsum masturbatorem fecerit Hippolytum (La joven gaditana tan sinuosamente se contonea, tan seductoramente muestra sus deseos, que hará masturbarse al propio Hipólito). Hallaremos la réplica en expresiones tan coloquiales como ¿Quién le ha quitaíto el caló?, con las mejores pibas del barrio, ¿Tu reló lo tienes por el Ayuntamiento? o la jambre que se va a pasá, sin que falten las letras de algunos tanguillos o incluso muestras de espanglish, como en el capítulo catorse, titulado precisamente espiquelingle (por speaking english, claro). Hay que añadir al respecto que el título de todos los capítulos se consigna mediante un numeral en registro popular (do, por dos; quinse, por quince; diesisai por dieciséis; etc., etc.), seguido de aquel: el Campodelsú, la comía, los dinero, Día a día de una ciudá, etc., etc. Y, en llegando a este punto, acostumbro a decir al amable auditorio, sobre todo si el libro presentado es una novela, que no voy a añadir nada más, pues hacerlo supone privar al posible lector de la experiencia del descubrimiento y el placer indudable de un diálogo íntimo con situaciones y personajes, a través del autor. La lectura es un acto de libertad y quien ejerce de pregonero de un libro no debe reemplazar su ejercicio legítimo. Cedo, en fin, la palabra a Chencho Ríos, autor de ésta que él llama su biblia gaditana, para que ponga el colofón debido a mi humilde palabra. © Domingo F. Faílde Jerez, 30 de marzo de 2011

viernes, 25 de marzo de 2011

ULISEN CAI


El "Ulisen Cai" sigue su vuelo. Esta vez en Jerez de la Frontera, en la fundación Teresa Rivero, sita en la plaza Rafael Rivero. La ocasión se presenta única. Con la presentación a cargo del admirado y querido Don Domingo Faílde, maestro de las letras y mago de las inscripciones y palabras, y de los casi daguerrotipos, y de la magia, y de los besitos, y de los cuentos. Presentación el miércoles 30 de marzo a las 20,00 horas. Os espero!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 11 de marzo de 2011

QUE BIEN!

Me he puesto a currar, que raro, y ya tengo dos capitulos del tercer libro. Los tenia pre-escritos pero no lograba que me gustasen ni encontrarlos decentes para el uso. Estoy muy contento con lo escrito y he sentado las bases de lo que sera mi tercera obra. Tenemos todo calculado, a medida que vayamos trabajando nos tendremos que ir adaptando pero tener la base hace mucho, para mi lo es todo. Estoy feliz!!!!!!!!!!!!!!!!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Amen Dick


3 -EL MESÓN DEL SURTIDOR

Podría haber sido el principio de un cuento entrañable. Una civilización de la apariencia: la comida y el lujo alimentario, el cuerpo y el gesto, las cosas de adorno personal arrebatando. Un cuento de abuela. Una magnífica piedra preciosa, por ejemplo. Comiendo pequeños peces, crustáceos y también organismos microscópicos marinos. El placer que causaría la percepción de los sentidos. Esa visión superficial aumentaría desde una idea más amplia. De Dick, ni rastro. Acaecería cada vez con mayor necesidad, con mayor prontitud, la plenitud de lo efímero. Podría notar como el agua del mar se me congelaría en la cara. Los desengaños serían tan execrables, tan amplios que nos inspirarían a ir contracorriente, y a ser mejores. ¿Dónde estarían los ídolos que vosotros invocabais al lado de Dios? La medida estaría llena y pronto llegaría a su colmo. Seria insaciable, no podría tenerlo todo. Varios clavos se romperían mientras fuera perdiendo el equilibrio. Me sentiría confundido. No se vería, por todas partes, otra cosa que homicidios, odios y disputas. La ira, el temor, la agresividad. La grosera realidad física. El mundo moderno sucumbiría a la seducción de las cosas acabadas, en un mundo de artículos abandonados y materiales desechos. El error se precipitaría por un plano inclinado, mientras que la verdad tendría que ir penosamente cuesta arriba. Se acabaría el tiempo para dudar.
Los antiguos éramos más sobrios. Si en la vida material no nos entregábamos absolutamente a los sentidos, estas ilusiones despertaban en nosotros la reminiscencia del mundo superior en que ya habíamos vivido. En la mano portábamos una lanza y una espada. ¡Alabado nuestro Dios que hacía bien todo lo que hacía y que protegía aun a los que no lo confesaban! ¡Oh locura pueril la de invocar su ayuda! Todo el mal y toda prueba no residían en nosotros. Tenía perfecta confianza en la obra creada por sus manos. Teníamos que cum­plir con la exigencia de la autorreflexión si queríamos aprehender la realidad y entender su sentido. Su nombre se consumía en el fuego, destruyendo así los años bajo su dominio.
La tierra estuvo hablando anoche sobre fórmulas místicas de la antigüedad y del medioevo. Vagamos por toda la isla en busca de algún escondrijo donde resguardarnos. Nos acercamos a lo infinito y a lo eterno. La Edad de Oro del Mundo. La planta entera y, sobre todo, la raíz. Por lo menos, eso es lo que podemos decir.

Amen Dick

2 -EL SACO DE MARINERO

No podemos ver el mundo dándole la apariencia de ser real, preciso, conexo, y causal. No hay presente, pasado ni futuro. Es un arroyo de contingencias que se suceden; Es nuestra propia presencia la que le otorga vida y movimiento, sucediendo con gran premura y discreción. La apreciación está suavizada por la comicidad de cuanto ocurre. Sin embargo, ya es tarde para hacer avances. Todo posible resultado se hace realidad. Tiempo y espacio no están tan separados. Los elohimes forman y bendicen primero para después destruir y maldecir. Las dos manos de Dios están abiertas; distribuye sus dones como quiere. El saco de marinero. La torre que se remonta en el aire. Pero en el proceso de realización, la creación se fragmentará en tantas interpretaciones como sea necesario para adaptar todos los posibles resultados. Muerte existe siempre y en todas partes, para todos los Hijos de la Luz.
Mi esperanza estaba puesta en la sorpresa, pues andaba el camino. Mi motor esencial era el resorte de la sorpre­sa y la tensión del experimento. Dick iba al volante de un Chevrolet sedán 1949. Me puse a correr en torno a las ruinas, para abrir en la vía su caudal de verdades sutiles. Llevé a cabo un prolongado viaje, fatigoso y rendido. La capa de hielo entraba en la mar hasta perderse de vista. Casi nunca iba a las carreras o a los parques de atracciones. Muy po­cas cosas había que ayudaran, que consolaran y aliviaran la vida; era imposible conocer esas contadas cosas. Dificultad y facilidad se complementaban entre sí. Las cosas complicadas del mundo sólo pueden abordarse cuando son sencillas. Como de una cosa que no puede ni siquiera concebirse, era admitido después de haber pasado por el estrecho y empinado pasaje. Y todas las potencias de las regiones superiores entonaban himnos. Todo el que realiza una obra de fe obtiene más.
Los iniciados son los que nos instruyen sobre el particular con un experimento extremadamente importante. El gato da a su amo consejos astutos, si su dueño no es una especie propia de pantanos, sirviente de la gracia divina. Ahora ya no tenía prisa.

martes, 22 de febrero de 2011

AMEN DICK









1 -ESPEJISMOS

Llamadme Chencho, el que rodeado de libros ha llegado a la conclusión de que conociéndose a si mismo, que gracia, puede dar a conocer como es, siendo ridículo buscar un minúsculo resto de pasado, puesto que no existe una realidad posible de ser conocida. Nadie tiene la razón, ni la verdad de las verdades, aunque descubramos, a veces, que percibimos en ciertos momentos espejismos de realidad. El negro admite muy pocos matices por definición. Mejor usad azul, verde, violeta, amarillo y sobre todo blanco pureza. He pensado mucho en las razones de todo y he preguntado a los que estuvieron.
Es un error creer que la edad da voluntad. Solo da cansancio.
Todo está conectado de forma profunda. La esencia de lo inalterable. Todo gira alrededor de lo mismo. Intento llegar cada vez mas al centro de lo que hay dentro. No existimos, somos Uno. Los querubines del primer firmamento pusieron sus ojos sobre mí, les resultaría extraña la levita y el fuego. Pretendían conseguir el secreto alquímico. No dejéis extinguirse la llama. No construyo templos, ni confío sino a mi memoria la historia de lo pasado.
He decidido recordar una mínima parte de cuanto he olvidado. Las acciones aparecen a veces con un sentido diferente, presentándome un símbolo de otras vidas. Lo negativo, lo ilimitado y lo absoluto, hablando con lógica, son absurdos, pues, son los peligros que se oponen al proyecto concluyente.
Lo que hago es emplear los medios a mi alcance para vencer las dificultades que se resisten al desarrollo de mi personalidad. Combato contra aquello que me impide ser grande, lo que para mi no significa sino ser libre y ser yo mismo. Dick se lo tomaba todo al pie de la letra, todo. Padecimiento de hambre y de malos tratos, mejoría de las circunstancias en algunos instantes de la vida, complacencia por el entorno alcanzado en algún lapso del vivir. Huyo tanto de lo bueno como de lo malo, aunque me encantan los dulces. Me encantas tú. Uso botas o unas chanclas para no dañarme los pies al caminar por las rocas. El escudo esta cercado por un borde festoneado y artísticamente diseñado como un entrelazado guarnecido de oro, plata, bronce y piedras preciosas, semejando un mosaico policromo. Estoy protegido, sobre todo de mi mismo. Lo malo es que no cambio ni parece haber intenciones. Sigue siendo un tópico difícil de erradicar. A día de hoy seguimos igual.
Las revelaciones comenzaron en forma de golpes en las murallas y lumbreras de la morada. Yo era de acero y mis aletas eran cuchillas. Las piernas, ba¬jo ese tórax de metal, parecían más delgadas, como patas de grillo, incluso minimizaban el aspecto de las líneas finas. Me protegía con una capa de pintura antioxidante.
Lo cierto es que desde que tocó la lotería cambie. No se decirlo. A ciertos años, muchos llevamos un cáncer dentro. Acomódate sobre mi regazo con una camiseta con mensaje en letras de colores. El humo se eleva verticalmente, la hierba está húmeda o con rocío. El cielo está despejado y los pájaros vuelan alto.

sábado, 5 de febrero de 2011

Quince


Llevo quince terribles hoy. Días de síndrome. Necesitando algo inexistente. Lo físico me pide llenar un hueco. Quince como si fueran el primero. No necesito humo. Lo físico me pide llenar el alma. La vida parada como de cuajo. Parados sentimientos y emociones. A flor de piel, los nervios. Soy ente, dentro.

Erizo, jirafa


Como un erizo.
Así en otro tiempo.
Como si estuviera rodeado de pinchos,
los que atravesaban mi escudo, lo traspasaba cualquier cosa: un beso, una lagrima, un rincón.
Entrecruzando pensamientos.
Recuerdos.
Sensaciones.
Como una jirafa, alargando el cuello para ver más allá.
Descifrando el futuro.
La sincronicidad.
Los miedos, las uvas.

jueves, 27 de enero de 2011


Con la lluvia.
El síndrome.
Interior podrido.
Diluvio.

Sin corazón.
Todo tuyo.
Huido.
El síndrome.

Lejos.
Me gustaría tenerte mas cerca, si cabe.
Dentro.
En el centro.
Lo celebro.

ENTRETANTO


ENTRETANTO

Entretanto espero una mayor complacencia.
Un saber disfrutar tu sonrisa.
Un lugar en el paraíso.
Un sentido.

Entretanto dejarme engañar por los bobos.
Siendo un extraño sacerdote, de religiones imprecisas, intangibles.
Predicando en lo árido.
Sin voz.

Entretanto mi única ilusión,
mi vida, mi color, mi templanza, mi entelequia.
Anacoreta. Sobre, de nuevo, hacia atrás, contra, según, se apocopa ante vocal.

jueves, 20 de enero de 2011


Extracto de mar.
Estricto, directo, pleno.
Tenue, azul.

Estricto extracto de azul mar.
La luna sonríe alborozada en su superficie.
Blanca virginal.

Reflejo albo en la alta mar.
Estrellas acompañan a la señorita.
Luna estrellada en el océano ocular.

miércoles, 19 de enero de 2011

LA SOLIDARIDAD


LA SOLIDARIDAD

“Solidaridad”, “sin ánimo de lucro”, “hermandad”, palabras que por el mal uso han quedado vacías. El vacío es la nada. La vaciedad que da el dinero, la traición, el egoísmo, la falsedad. Blancos sepulcros. Proliferan a golpe de publicidad y de ideas inoculadas por los poderes. La globalización, otro engaño. Ideas empleadas para sus intereses. Debe usted informarse. El reciclaje, otro engaño. La mayoría de ellos comercian con la buena voluntad de la gente. La poca voluntad de la poca buena gente que queda a causa de tantas falacias y humo. El nuevo negocio del siglo: el padecimiento de los menos afortunados. Ni igualdad, ni caridad. Por lo menos que nos dejen buscar la vida. Que no se la queden para ellos. Debe usted informarse. Si nos fijamos bien todo artículo que lleve la etiqueta de SOLIDARIO es un artículo pobre, trabajado con malos materiales, y si hablamos de artículos comestibles da angustia tenerse que comer lo comprado. Se ahorran materiales, con la excusa de entregar el dinero integro al proyecto, pero al final solo entregan menos del 10%, el resto se gasta en nominas de directivos, trabajadores que no son voluntarios, publicidad, sede y otras razones que, bendito sea Dios, deberían de quedarse a un lado.
NO AL RECICLAJE, que deja la mitad de las basuras, las que no pueden emplear las multinacionales, en el gran basurero que es el tercer mundo. NO A LA SOLIDARIDAD, debemos ayudar a los hermanos cercanos y seguir el camino que van trazando. La distancia es el olvido. Hay que cambiar de chip. El que nos han colocado esta manipulado.
REUTILIZAJE, ANTICONSUMISMO Y AYUDA AL VECINO.

martes, 4 de enero de 2011

NAVIDAD



Seres por las vías de esta urbe. Corriendo, desfilando, buscando, escudriñando quizás la nada. Una muchedumbre en pos de la comodidad. En estos casos sufrir les da placer, el goce de la dificultad, el gasto. A cada deseo le precede un sentimiento. La felicidad no la da el dinero, escasos esos momentos de altura.
Los Querubines han decidido no involucrarse en estos menesteres, mas tarde podrían.
Luces, canciones navideñas. Frío, escalofríos. Expectación, indiferencia, apatía, indolencia, abandono.
Excusas para la venta. Poder, sexo. Amor.
El espíritu murió.

domingo, 2 de enero de 2011


-41. Hoy: El cielo es azul, la manzana es roja, tu alma esta podrida, la lechuga es verde, el sol amarillo, solamente piensas en tu execrable cuerpo, carne putrefacta de deseos retorcidos, ámbito de gusanos.
-42. Desplegar ante un universo de relajante excitación la visión de un Apocalipsis momentáneo, mas, de una tan cruel realidad que un par de almas cuelguen sobrecogidas de un hilo de desesperanza y fascinación.
-43. Maraña y tela de araña atrayente de tristes espantajos que buscan un lugar en la sociedad.
-44. Siento miradas de gente, miro para que la gente sienta mis miradas.
-45. Apreciar en sí tu belleza, único milagro hacia la eternidad que me es conocido.
-46. Mal herida, sufriente. La vida bien vale cambiarla por otra.
-47. Eres tú “La Vida”, pero no eres la verdadera, me cuesta creerlo, eres su impostora. Quieres entrar en mí y como no me enamoras me tienes que comprar.
-48. Arte. Diarios, incomprendidos.
-49. En el fondo del corazón, todos llevamos una alcantarilla.

sábado, 1 de enero de 2011


-35. Apropiarme de su espíritu para desecharlo.
-36. En la fecha en que se desprendieron el calvario fue aceptado, los frutos arrasados, el desencanto me violó.
-37. Me siento perdido pues no veo tus colores.
-38. La sensación gris me estorba por la izquierda, sin usted he encontrado la muerte.
-39. Cuando todas las estrellas de la gloria sucumbieron, en el de San Lorenzo, sobre piedras abjuré toda mi sangre en el agua.
-40. Aterrador y excitante vacío, que transformas las lagrimas en gotas de sangre, que atraes las añoranzas ocultas de los deseos de niño.